- Nada. -Ringo destapó mi cara-
- Solo que eres hermosa. –Dijo Paul
- Gracias. –Bajé la mirada-
Así pasaron dos meses, de encuentros, salidas, conciertos y demás con los Beatles, ¿por qué ahora tenía que juntarme más con ellos? ¿Acaso antes no podía?
El avión que abordamos para ir a Miami en unos minutos aterrizará después de interminables horas de viaje. Miré a papá quien se encontraba a mi lado, él roncaba como cerdo, así que me levanté cuidadosamente y fui en busca de los chicos.
- Hola. –Me senté en las piernas de George-
- ¿Por qué no te sientas en mis piernas? –Preguntó Paul que estaba justo en frente-
- Celoso. –Me levanté y me senté sobre sus piernas-
- ¿Y yo? –Preguntó John que estaba al lado de George-
- ¡Dios mío! –Me levanté y me senté en un asiento vacío al lado de Ringo-
- Oh, gracias John. –Dijo Paul mirándolo-
- ¡De nada compadre!
- John, ¿me acompañas? –Paul se levantó de su asiento-
- Claro. –También se levantó y se fueron-
Narra Paul.
- John, ¿me acompañas? –Me levanté de mi asiento-
- Claro. –También se levantó y nos fuimos a un lugar más privado del avión-
- ¿Tu crees que no me doy cuenta que te gusta Caitlin?
- No, si yo no lo oculto.
- Deberías.
- ¿Por qué? Tú no me mandas.
- Mira, Caitlin me gusta, y voy a hacer lo imposible para que sea mía, ¿entendido?
- Sobre mi cadáver. –Se acercó a mí-
- Eres mi mejor amigo, no puedes hacerme eso.
- Lo lamente Paul, me gusta Caitlin, no controlo mis sentimientos. Además la vi primero. –Se fue dejándome sin palabras para pelear-
No voy a permitir que me saque a MI chica, es mía, mía, mía y de nadie más, o eso creo.
Narra Caitlin.
- ¿Qué le pasa a Paul? –Le pregunté a John que venía con las manos dentro de sus bolsillos-
- Nada. –Se sentó al lado de la ventana- Creo que ya llegamos.
- ¿Alguien vio a Ca…? –Preguntó papá llegando a donde estábamos- Acá estas.
- Si.
- Ya vamos a aterrizar así que abróchense los cinturones. –Se sentó detrás de nosotros-
- Me matarán sus fans, ¿no es cierto? –Me abroché el cinturón-
- No, sólo te arrancarán algunos mechones de pelo y destrozarán tu ropa. –Dijo George abrochando el suyo-
- Interesante.
- Ya te acostumbrarás. –Dijo Ringo sonriéndome-
Bajamos de su avión, y como era obvio, miles de chicas esperaban su llegada. Papá bajó primero dejándome sola, como siempre. Así que bajé junto a George, quien me tomaba de la mano asegurándome que nada malo iba a pasarme. Corrimos por el medio de ese pasillo humano hasta llegar al taxi que nos llevaría al hotel. Al llegar, cada uno buscó su habitación, a mí me tocaba entre la de Paul y John, y la de Ringo y George, frente a la de papá.
Luego de acomodar todo, me puse la bikini, un vestido de playa, agarré mi toalla, mi bronceador, mis anteojos y salí al pasillo, donde me encontré con Ringo.
- Ringuito, ¿vamos a la playa? –Me coloqué los anteojos-
- ¿Tu crees que…? Okay, voy. –Entró a su habitación y a los cinco minutos salió con otra ropa-
- ¿Listo?
- Si. –Bajamos a la recepción y salimos por la puerta que daba a la playa-
Nos sentamos bajo una sombrilla que pertenecía al hotel, cerca de la orilla del mar. La gente se acercaba y le pedía autógrafos a él, pero algunos, solo algunos, a mí.
- ¿Me pones bronceador en la espalda?
- Claro. –Me di vuelta y él me puso-
- Gracias.
- Es un placer. –Me sonrió-
Pasaron unos diez minutos y Ringo ya roncaba como una trompeta, me levanté y me acerqué para verlo bien.
- Ringuis. –Lo moví un poco- Rich. Rich. Rich. –Me lo quedé observando un rato más hasta que abrió los ojos- Ah, hola.
- ¿Qué pasa?
- Voy un rato al agua.
- Bueno.
Di media vuelta y me dirigí directo al mar. Me siento tan relajada cuando estoy cerca de él, del mar, no mal piensen. Me crucé con unas chicas que me decían cosas como: amo el conjunto del verano pasado; yo me lo compré porque a vos te quedaba bien; nunca dejes de la pasarela, etc, etc, etc. Les agradecí cada cosa que dijeron y una vez que se fueron, caminé un par de pasos mar adentro. No hacía más que pensar, pensar en lo que estaba pasando por mi vida en este momento, todo es tan raro. Unas palabras dulces y claras cortaron mis pensamientos como se corta una cinta al inaugurar un puente. Yo conocía esa voz, la tenía en mi mente como un recuerdo imborrable. Levanté la vista en dirección a donde ya no había más gente, es decir, a lo profundo. Esto no puede estar pasando…
- ¿Mamá? –Mis ojos se inundaron en saladas gotas de agua-
- Caitlin. –Respondía ella con esa voz tan peculiar-
- Mamá. –Di un paso más-
- Ven.
- Ya voy. –Caminé, y caminé hasta sentir el agua sobrepasar mi nariz-
Todo se tornó negro, pero esperen, las imágenes vuelven. Estas imágenes son… son… realmente viejas. De mi pequeña manito izquierda tenía agarrada a mamá, y de la otra tenía a papá. Los tres sonreíamos, éramos felices. De pronto, todo cambió, mamá lloraba en un rincón de su habitación. Luego ella tiraba todo lo que estaba a su alcance, la agarré con mis manitos y la miré a los ojos; los suyos estaban rojos y se movían de un lado a otro, parecían estar inquietos. Después apareció el recuerdo que quiero arrancar de mi mente, el peor de todos: papá, después de besar mi cabeza, entró a la casa en busca de algunas botellas para brindar. Mamá traía un bidón lleno de agua, o eso parecía, pasó por mi lado y se paró a unos metros más adelante, frente a mí. La miré atentamente, quería saber que era lo que haría. Ella volcó toda esa agua que traía en el bidón sobre su cuerpo, lo tiró a un lado y sacó una pequeña cajita de su bolsillo. De adentro sacó un palillo, con el cual encendió fuego.
- Mami.
- Quédate ahí pequeña.
- Pero mami…
- Lo siento tanto. –Dejó caer ese palillo encendido fuego-
- ¡Caitlin! –Papá corrió hasta donde yo estaba- ¡¿Qué hiciste?!
- Nada.
Las imágenes se iban alejando, ¿cómo es que se alejan? ¿Por qué? Abrí mis ojos y encontré una multitud de gente a mi alrededor que me observaba atentamente. De mi mano estaba agarrado Ringo, a lo que me dio el impulso de levantarme y abrazarlo.
- Oye, ¿estás bien? –Miré a una persona que se encontraba entre la multitud mientras escuchaba lo que decía Ringo-
- Quiero marcharme.
- Okay, vallamos. –Me ayudó a levantarme y nos dirigimos al hotel-
- Vamos, vamos. Corre. –Miré hacia atrás, ¿por qué me sigue?-
- ¿Por qué?
- Corre. –Lo agarré de la mano y corrimos hasta el ascensor-
- ¿Qué es lo que pasa? –Apreté todos los botones con desesperación-
- Maldita sea. –Lo volví a agarrar de la mano y lo llevé por la escalera ya que el ascensor no era rápido- Corre por favor Ringo.
- Pero, ¡¿qué pasa?!
- Entra, entra. –Esperé a que entre y cerré la puerta con seguro-
Continuará.
Perdón por la tardanza & muchas gracias por sus comentarios! :D