miércoles, 16 de febrero de 2011

Capítulo 5

- Nada. -Ringo destapó mi cara-

- Solo que eres hermosa. –Dijo Paul

- Gracias. –Bajé la mirada-


Así pasaron dos meses, de encuentros, salidas, conciertos y demás con los Beatles, ¿por qué ahora tenía que juntarme más con ellos? ¿Acaso antes no podía?

El avión que abordamos para ir a Miami en unos minutos aterrizará después de interminables horas de viaje. Miré a papá quien se encontraba a mi lado, él roncaba como cerdo, así que me levanté cuidadosamente y fui en busca de los chicos.


- Hola. –Me senté en las piernas de George-

- ¿Por qué no te sientas en mis piernas? –Preguntó Paul que estaba justo en frente-

- Celoso. –Me levanté y me senté sobre sus piernas-

- ¿Y yo? –Preguntó John que estaba al lado de George-

- ¡Dios mío! –Me levanté y me senté en un asiento vacío al lado de Ringo-

- Oh, gracias John. –Dijo Paul mirándolo-

- ¡De nada compadre!

- John, ¿me acompañas? –Paul se levantó de su asiento-

- Claro. –También se levantó y se fueron-


Narra Paul.

- John, ¿me acompañas? –Me levanté de mi asiento-

- Claro. –También se levantó y nos fuimos a un lugar más privado del avión-

- ¿Tu crees que no me doy cuenta que te gusta Caitlin?

- No, si yo no lo oculto.

- Deberías.

- ¿Por qué? Tú no me mandas.

- Mira, Caitlin me gusta, y voy a hacer lo imposible para que sea mía, ¿entendido?

- Sobre mi cadáver. –Se acercó a mí-

- Eres mi mejor amigo, no puedes hacerme eso.

- Lo lamente Paul, me gusta Caitlin, no controlo mis sentimientos. Además la vi primero. –Se fue dejándome sin palabras para pelear-


No voy a permitir que me saque a MI chica, es mía, mía, mía y de nadie más, o eso creo.


Narra Caitlin.

- ¿Qué le pasa a Paul? –Le pregunté a John que venía con las manos dentro de sus bolsillos-

- Nada. –Se sentó al lado de la ventana- Creo que ya llegamos.

- ¿Alguien vio a Ca…? –Preguntó papá llegando a donde estábamos- Acá estas.

- Si.

- Ya vamos a aterrizar así que abróchense los cinturones. –Se sentó detrás de nosotros-

- Me matarán sus fans, ¿no es cierto? –Me abroché el cinturón-

- No, sólo te arrancarán algunos mechones de pelo y destrozarán tu ropa. –Dijo George abrochando el suyo-

- Interesante.

- Ya te acostumbrarás. –Dijo Ringo sonriéndome-


Bajamos de su avión, y como era obvio, miles de chicas esperaban su llegada. Papá bajó primero dejándome sola, como siempre. Así que bajé junto a George, quien me tomaba de la mano asegurándome que nada malo iba a pasarme. Corrimos por el medio de ese pasillo humano hasta llegar al taxi que nos llevaría al hotel. Al llegar, cada uno buscó su habitación, a mí me tocaba entre la de Paul y John, y la de Ringo y George, frente a la de papá.

Luego de acomodar todo, me puse la bikini, un vestido de playa, agarré mi toalla, mi bronceador, mis anteojos y salí al pasillo, donde me encontré con Ringo.


- Ringuito, ¿vamos a la playa? –Me coloqué los anteojos-

- ¿Tu crees que…? Okay, voy. –Entró a su habitación y a los cinco minutos salió con otra ropa-

- ¿Listo?

- Si. –Bajamos a la recepción y salimos por la puerta que daba a la playa-


Nos sentamos bajo una sombrilla que pertenecía al hotel, cerca de la orilla del mar. La gente se acercaba y le pedía autógrafos a él, pero algunos, solo algunos, a mí.


- ¿Me pones bronceador en la espalda?

- Claro. –Me di vuelta y él me puso-

- Gracias.

- Es un placer. –Me sonrió-


Pasaron unos diez minutos y Ringo ya roncaba como una trompeta, me levanté y me acerqué para verlo bien.


- Ringuis. –Lo moví un poco- Rich. Rich. Rich. –Me lo quedé observando un rato más hasta que abrió los ojos- Ah, hola.

- ¿Qué pasa?

- Voy un rato al agua.

- Bueno.


Di media vuelta y me dirigí directo al mar. Me siento tan relajada cuando estoy cerca de él, del mar, no mal piensen. Me crucé con unas chicas que me decían cosas como: amo el conjunto del verano pasado; yo me lo compré porque a vos te quedaba bien; nunca dejes de la pasarela, etc, etc, etc. Les agradecí cada cosa que dijeron y una vez que se fueron, caminé un par de pasos mar adentro. No hacía más que pensar, pensar en lo que estaba pasando por mi vida en este momento, todo es tan raro. Unas palabras dulces y claras cortaron mis pensamientos como se corta una cinta al inaugurar un puente. Yo conocía esa voz, la tenía en mi mente como un recuerdo imborrable. Levanté la vista en dirección a donde ya no había más gente, es decir, a lo profundo. Esto no puede estar pasando…


- ¿Mamá? –Mis ojos se inundaron en saladas gotas de agua-

- Caitlin. –Respondía ella con esa voz tan peculiar-

- Mamá. –Di un paso más-

- Ven.

- Ya voy. –Caminé, y caminé hasta sentir el agua sobrepasar mi nariz-


Todo se tornó negro, pero esperen, las imágenes vuelven. Estas imágenes son… son… realmente viejas. De mi pequeña manito izquierda tenía agarrada a mamá, y de la otra tenía a papá. Los tres sonreíamos, éramos felices. De pronto, todo cambió, mamá lloraba en un rincón de su habitación. Luego ella tiraba todo lo que estaba a su alcance, la agarré con mis manitos y la miré a los ojos; los suyos estaban rojos y se movían de un lado a otro, parecían estar inquietos. Después apareció el recuerdo que quiero arrancar de mi mente, el peor de todos: papá, después de besar mi cabeza, entró a la casa en busca de algunas botellas para brindar. Mamá traía un bidón lleno de agua, o eso parecía, pasó por mi lado y se paró a unos metros más adelante, frente a mí. La miré atentamente, quería saber que era lo que haría. Ella volcó toda esa agua que traía en el bidón sobre su cuerpo, lo tiró a un lado y sacó una pequeña cajita de su bolsillo. De adentro sacó un palillo, con el cual encendió fuego.


- Mami.

- Quédate ahí pequeña.

- Pero mami…

- Lo siento tanto. –Dejó caer ese palillo encendido fuego-

- ¡Caitlin! –Papá corrió hasta donde yo estaba- ¡¿Qué hiciste?!

- Nada.

Las imágenes se iban alejando, ¿cómo es que se alejan? ¿Por qué? Abrí mis ojos y encontré una multitud de gente a mi alrededor que me observaba atentamente. De mi mano estaba agarrado Ringo, a lo que me dio el impulso de levantarme y abrazarlo.


- Oye, ¿estás bien? –Miré a una persona que se encontraba entre la multitud mientras escuchaba lo que decía Ringo-

- Quiero marcharme.

- Okay, vallamos. –Me ayudó a levantarme y nos dirigimos al hotel-

- Vamos, vamos. Corre. –Miré hacia atrás, ¿por qué me sigue?-

- ¿Por qué?

- Corre. –Lo agarré de la mano y corrimos hasta el ascensor-

- ¿Qué es lo que pasa? –Apreté todos los botones con desesperación-

- Maldita sea. –Lo volví a agarrar de la mano y lo llevé por la escalera ya que el ascensor no era rápido- Corre por favor Ringo.

- Pero, ¡¿qué pasa?!

- Entra, entra. –Esperé a que entre y cerré la puerta con seguro-

Continuará.


Perdón por la tardanza & muchas gracias por sus comentarios! :D

miércoles, 26 de enero de 2011

Capítulo 4


- Ahm, estaba… mirando.

- No te preocupes, puedes ver todo lo que quieras. –Se acercó a mi con una sonrisa- ¿Llegaste a ver mi habitación?

- No.

- ¿Quieres verla?

- Si tú me dejas.

- Claro que te dejo. –Me volvió a sonreír y abrió la puerta-

- Paul… -Entré asombrada– eres muy ordenado. –Lo miré-

- Gracias.

- A comparación de la habitación de John, cualquiera es ordenado.

- Ah si, eso te lo aseguro. –Cerró la puerta-

- ¿Y qué haces aquí? –Me senté en su cama-

- Dije que venía a buscar algo, pero en verdad venía a verte. –Se acercó a mí-

- Ya me viste.

- Si, pero más de cerca. –Me agarró de la mano e hizo que me pare-

- Estás viéndome.

- Más de cerca. –Me tomó por la cintura y la pegó contra la suya-

- Ahm, eh, Paul… -Podía sentir su respiración chocar contra la mía, si escapé del violador del callejón, de este no salgo, aunque debo admitir que prefiero a este violador-

- Tranquila. –Besó la comisura de mis labios, se separó de mi y se sentó en la cama– No te haré más que eso, por ahora. –Me sonrió-

- Tú eres otro violador.

- Claro que no, no soy violador.

- Por ahora. –Volví a repetir lo que él había dicho-

- Quizás luego me convierta en uno, tu me convertirás. –Me senté a su lado- ¿Por qué no me cuentas algo sobre tu vida?

- ¿Mi vida? Mi vida es una mierda.

- ¿Por qué dices eso?

- Por que lo es.

- Cuéntame, confía en mí. –Me tomó la mano y yo lo miré-

- Okay. Te cuento algo muy resumido de mi vida, ¿si?

- Si.

- Bien, ya sabes como me llamo, mi edad, pero no sabes lo que hago. Soy modelo.

- ¿No estudias?

- Si, tengo una tutora.

- Ah.

- Bueno, soy la modelo de una marca de ropa interior.

- Excitante.

- Paul. –Le pegué en la rodilla

- Auch.

- Ese fue un golpe leve. –Le sonreí-

- Prosigue niña boxeadora.

- Bueno, soy muy conocida por eso, o es lo que creo.

- Ahora se porque te veía cara conocida.

- Habrás visto afiches y propagandas.

- Si, es más, tengo un póster guardado aquí. –Se levantó y se dirigió a su armario– En realidad se lo saqué a George. –Sacó un papel enrollado y se acercó a mí- Esta eres tu. –Lo desenrolló-

- Es verdad, soy yo.

- Te veías linda con ese conjunto.

- Gracias.

- Bien, -lo volvió a enrollar y se sentó a mi lado otra vez- ¿y cuál es la parte mala? ¿Acaso no te gusta modelar?

- Me encanta.

- ¿Entonces?

- Que esto era lo que mi mamá siempre quiso que haga.

- Ella debe de estar feliz.

- Quisiera poder saberlo. –Agaché mi cabeza-

- ¿Y por qué no se lo preguntas?

- Porque ella… está muerta.

- Oh, lo siento tanto. –Me abrazó-

- No es nada. –Lo miré y le sonreí-

- Yo en verdad no sabía.

- Me di cuenta, pero no pasa nada, tranquilo.

- Perdón que pregunte, pero ¿cuándo fue la última vez que la viste?

- En la despedida del año 1999.

- ¿Tenías…? –Lo interrumpí-

- Cinco años.

- Lo lamento.

- No es nada.

- Paul, -alguien hablaba detrás de la puerta- ¿haz visto a…? –Entró- ya la vi yo.

- ¿Qué pasa John?

- Estábamos preocupados por ustedes dos.

- Ya voy. –Me levanté y me dirigí de nuevo a la sala-


Ellos siguieron hablando mientras yo cruzaba algunas miradas con John y Paul que se habían sentado en frente mío. Ya estaba demasiado cansada así que me acurruqué a un costado del sillón y por lo visto, me quedé dormida…

Sentí algo que cubría mi cuerpo, no tenía idea de lo que era pero lo necesitaba, tenía mucho frío. Luego, un cálido beso sobre mi mejilla, no tenía ganas de abrir lo ojos, pero quería saber de donde provenía. Poco a poco los fui abriendo, un aroma exquisito invadía mi mente lo que lo hacía casi una droga. Me di vuelta para quedar boca arriba. A mí alrededor estaba repleto de papeles, lo supuse, era la habitación de John. Giré mi cabeza hacia mi izquierda y ahí se encontraba él, sentado en una silla, al lado de la cama, con su mirada clavada en mis ojos y una sonrisa perfecta.


- Hola. ­

- Hola, ¿qué hago acá? –Me senté-

- Te quedaste dormida en el sillón y para que estés más cómoda te traje acá.

- Gracias, ¿y mi papá?

- Bueno, como te vio dormida dijo que te dejemos dormir por esta noche acá y mañana vendría por ti.

- Ya veo que no le importo. –Bajé la mirada-

- Hey, ¿cómo dices eso? –Se sentó a mi lado y me tomó del mentón-

- Nada, no importa. –Saqué su mano- ¿Los demás chicos?

- Abajo, seguramente que jugando a las cartas.

- ¿Y porque no estas con ellos?

- Porque prefería estar contigo. –Me sonrió-

- Ya, cursi. –Me levanté de la cama y no me percaté de que tenía la pollera levantada-

- Ahm, Cait, Cait, Cait. –Se tapó los ojos-

- ¿Qué?

- Tu pollera.

- Oh, -la acomodé- lo siento. Listo.

- Ok. –Destapó sus ojos, podía notar que se había ruborizado-


Bajé y allí estaban los demás, jugando a las cartas como bien había dicho John. Me senté entre medio de George y de Ringo sin decir alguna palabra, solo observaba el juego. John se sentó al lado de Paul y también se quedó observando el juego. Poco a poco, los que estaban jugando comenzaron a voltear sus miradas hasta donde estaba yo.


- ¿Qué tengo? –Me tapé la cara-

Continuará.

domingo, 23 de enero de 2011

Capítulo 3

- Hola. –Contesté de último yo- ¿Ella es… tu novia?

- ¡Claro que no! –Se echó a reír– Ella es mi hija Caitlin.

- Oh, claro, si, si. –Dijeron los demás-


Narra Caitlin.

- Hola. –Dijo, mmm ¿como se llama? John, eso es- ¿Ella es… tu novia? –Claro que no estúpido, soy su hija-

- ¡Claro que no! –Papá se echó a reír– Ella es mi hija Caitlin.

- Oh, claro, si, si. –Dijeron los demás-

- Ahm papá, tengo hambre.

- Okay, siéntense. –Le dijo a los 4 de traje- ¿Qué quieren ordenar?

- No lo sé, cualquier cosa. –Dijo uno chiquito que se sentó a mi lado-

- Yo comería hasta un unicornio. –Dijo otro que se sentó frente a papá-

- George, los unicornios no ex… -Acotó otro que se sentó frente al chiquito-

- Paul, déjalo fantasiar. –Dijo John, que se sentó frente a mí-

- Bien, ¿y cómo te llamas? –Dijo ¿Paul?-

- Caitlin.

- Oh, Caitlin, se llama como la que te enamoras…-John hizo un moviendo con su brazo sin sacarme los ojos de encima- ¡Auch!

- Cierra tu bocata George.

- ¿Pero no era…? –John lo interrumpió-

- No, no era Ringo. –Lo fulminó con la mirada-

- Pelea de niños, lo siento tanto. –Me dijo Paul-

- Oh tu, muy mayor ¿verdad?

- Obvio, ¿qué crees?

- Señor Ego.

- ¿Y cuántos años tienes? –Preguntó el que se sentó al lado mío-

- Dieciséis.

- Que bien. –Respondió-

- ¿Qué dijiste?

- No, nada. –Negó con la cabeza-

- Caity, creo que todavía no sabes sus nombres. Él es George. –Señaló al que se sentó frente a él, que me movió la mano como si estuviese saludando-

- Hola. –Le sonreí-

- Él es John. –Lo señaló-

- Lo sé.

- Él es Paul. –Señaló a otro que me sonreía como a un bebé-

- Ajá.

- Y el que tienes al lado es Ringo. –Lo miré y le sonreí, a lo que él también me sonrió-

- Que bonita sonrisa. –Me dijo Paul-

- Gracias.

- Ellos son The Beatles. –Me susurró papá al oído-


Más tarde comimos y hablaron sobre su gira. Lamentablemente en esto siempre me incluyen, por lo tanto, tendría que estar junto a ellos unos dos meses más o menos.

John buscaba conversación conmigo, pero cada vez que nuestras miradas se encontraban, yo la corría a otra parte.


- Creo que es hora de irnos Cait. –Dijo papá mirando su reloj-

- Te lo dije más que millones de veces, QUIERO IRME.

- ¿Quieren venir a casa? –Preguntó Paul– Así podremos charlar sin que nadie interrumpa. –Dijo refiriéndose a las locas fans que iba a pedir autógrafos-

- Sería una maravillosa idea. –Respondió papá-

- Oh, eso si que no. Quiero ir a casa.

- Compórtate por favor.

- Si no quieren, entonces lo dejaremos para otro día.

- Claro que quiero ir, lo que piense ella no importa. Entonces… ¿vamos?

- Si. –Respondieron los demás, nos levantamos y nos fuimos-


A papá jamás le importé, siempre me trata como a su mascota, pero eso ya no tiene importancia, ya que yo lo trato igual.

La casa en verdad era hermosa, muy grande y, por supuesto, aseada, o eso creía. Nos sentamos en los sillones de la sala, que por cierto, era enorme. Ellos hablaban con papá sobre nada en específico, no me interesaba en absoluto.


- Voy al baño. –Me levanté-

- ¿Quieres que te acompañe? –Preguntó John-

- Claro que no, puedo ir al baño sola.

- Yo decía de enseñarte el baño.

- Dime donde es.

- Por el pasillo –me lo señaló– al fondo, la última puerta.

- Okay.


Me encaminé hacia ese pasillo, sólo que no iría al baño, en verdad quería recorrer la casa. Primero intenté abrir una puerta, pero no pude ya que parecía estar cerrada con llave. Fui a la segunda y cuando abrí era una habitación, entré y eché una ojeada rápida, parecía ser de Ringo ya que tenía muchas fotos de él con otra persona sobre un mueble. Salí y cerré la puerta. Caminé hasta la siguiente, entré y estaba toda desordenada. Papeles por aquí y por allá, ¿cómo podría dormir allí? Sin duda era la de John, ya que, al igual que en la de Ringo, había fotos de él con paul o demás personas sobre un mueble. Además, sobre el respaldo de la cama, había un retrato suyo. Salí y cerré la puerta. Seguí hasta la otra, pero al momento de abrirla, alguien me sorprendió.


- ¿Qué haces?

Continuará.

miércoles, 19 de enero de 2011

Capítulo 2

“Suéltala” fue lo último que oí antes de ver caer a ese tipo al piso. Está comprobado, tengo poderes mentales impresionantes. Oh no, cuando levanté la vista del piso vi a otro tipo más con una botella rota en la mano.


- ¿Estás bien?

- ¿Tu también vienes a abusar de mí?

- Claro que no. –Rió - ¿Estás bien o no?

- Si, eso creo. –Pasé mi mano por la frente

- Suerte que vine, mira si yo no aparecía.

- Ahm, si claro. Debo entrar. –Di la vuelta para irme por donde había llegado

- Espera. –Me agarró por el brazo y me llevó hasta donde estaba él – ¿Cómo te llamas?

- Caitlin, ¿y tú?

- John.

- Okay, debo… volver. –Miré el cuerpo tirado en el piso

- No lo maté, luego se levantará.

- Eso temo. –Acaricié mi brazo

- ¿Volveré a verte?

- No lo sé, tengo que entrar.

- Yo también.

- Adiós. –Moví mi mano en forma de saludo y me fui


Narra John.


- ¡Llegaremos tarde! –Gritó Paul desde abajo

- Ya bajo. –Le respondí y bajé corriendo las escaleras que hasta casi me caigo

- Pies de manteca. –Dijo Ringo entre risas

- Enano.

- Cara de tortita.

- Nari… -George interrumpió

- ¿Pueden callar?

- Lo siento. –Dijimos al mismo tiempo

- Vamos.


Esta noche tocaríamos en un bar de Liverpool, además de ir a cenar con Brian, él quería comentarnos sobre nuestra gira por América.

En la camioneta nos ubicamos de esta forma: Paul manebaja y George de copiloto. Y en el asiento de atrás: Ringo y yo. Durante el viaje, George, Paul y yo, íbamos practicando algunas canciones para después, ya saben, cantar; mientras que Ringo hacía sus solos de batería pegándole al asiento de adelante.


- Deja de hacer eso. –Dijo George

- ¿El qué? –Comenzó a golpear con más fuerza y rapidez

- ¡Eso! ¡Deja de golpear!

- Pero debo practicar.

- Deja –se dio vuelta- de golpear.

- No. –Sigió golpeando

- ¡Ringo! –Gritamos los tres

- Lo siento. –Dejó de golpear


Más tarde llegamos al bar y nos preparamos con unas dos canciones. Luego, llegó el momento de tocar, los nervios siempre me carcomen y nunca logro superarlo. Las cortinas comenzaron a abrirse y yo me encontraba parado ahí, indefenso, a la deriva, sólo con mi guitarra. Miré a los demás chicos, que también me miraban, pero sus miradas no reflejaban temor, si no que felicidad. Mis nervios empezaron a cesar y yo logré calmarme. Tocamos unas tres canciones y nos despedimos de la gente.


- Salgo a fumar.

- Pero te apuras, tenemos que ir con Brian.

- Lo sé. –Salí por la puerta trasera del bar


Luego de prender el cigarrillo, levanté la vista y vi a una jovencita con otro joven, más bien un hombre. Ella tenía cara de pánico y él, bueno, a él no lo veía ya que estaba de espaldas. Me imaginé lo peor, ustedes saben, así que agarré una botella que se encontraba a un costado y me acerqué al tipo.


- Suéltala. –Le partí la botella en la cabeza, luego miré a la jovencita- ¿Estás bien?

- ¿Tu también vienes a abusar de mí?

- Claro que no. –Reí - ¿Estás bien o no? –Solté el pedazo de botella que quedaba en mi mano

- Si, eso creo.

- Suerte que vine, mira si yo no aparecía. –Le sonreí

- Ahm, si claro. Debo entrar. –Dio la vuelta

- Espera. –La agarré por el brazo y la traje hasta donde yo estaba – ¿Cómo te llamas?

- Caitlin, ¿y tú? –Respondió con un hilo de voz

- John.

- Okay, debo… volver. –Miró el cuerpo del tipo tirado en el piso

- No lo maté, luego se levantará. –Le sonreí

- Eso temo. –Acarició su brazo

- ¿Volveré a verte?

- No lo sé, tengo que entrar.

- Yo también. –Pusé el cigarrillo en mi boca

- Adiós. –Movió su mano y se fue

- Adiós. –Me quedé observando aquella figura perdiéndose entre las luces del callejón


Tiré en cigarrillo en el piso, lo pisé y entré. Busqué a los chicos que estaban esperando a Paul que salga del baño.


- Me enamoré. –Me apoyé en la pared

- ¿De quién? –Preguntó Paul llegando

- De Caitlin. –Fuimos caminando hasta donde se encontraba Brian con una persona que no se podía ver bien

- ¿Y quién es Caitlin? –Preguntó George mientras llegábamos a la mesa

- No lo sé. ¡Hola Brian! –Lo saludé

- Hola muchachos, estuvieron muy bien.

- Gracias. –Contestamos todos

- Ahm, ella es… –miró a la persona que estaba junto a él – Caity, salúdalos por favor. –Levantó la vista, en verdad no puedo creer que sea ella

- Hola. –Dijo con una sonrisa dibujada en su rostro

- Hola. –Contestaron los otros beatles

Continuará.

martes, 18 de enero de 2011

Capítulo 1

- Deja de pintarte las uñas, es tarde. –Dijo papá asomándose por la puerta de mi habitación

- Ya termino. –Me pinté la última uña, agarré mi bolso con mucho cuidado y salí a la recepción de la casa que era donde él se encontraba esperándome – Estoy lista.

- Okay, vamos. –Abrió la puerta y salió. Yo me subí a la lujosa camioneta que estaba estacionada en la puerta de nuestra casa


Mi nombre es Caitlin Epstein, hija de Brian Epstein, un representante muy famoso aquí en Inglaterra. Tengo el pelo castaño que me llega hasta un poco arriba de la cintura, ojos color verde azulado, labios rosados y carnosos, soy de tez blanca, pero no tanto, soy más bien como dirían algunas “bronceada”, pero en verdad no estoy bronceada, mido aproximadamente 1.75 y calzo… no mentira, eso no hace falta. Como les acabo de decir, papá es un representante y ahora mismo vamos en camino a un restaurante de lujo para cenar y firmar contrato con algún cantante. Esto es demasiado aburrido, sólo hablan de dinero y cosas de adultos, siempre pasa lo mismo. Espero que este sea el fin de las horribles cenas de negocios.


- En verdad no hacía falta que yo venga, no tengo que firmar nada y menos algún interés en conocer a nadie.

- Ya verás, te caerán bien, son buenos muchachos.

- Bárbaro, entre unos cuarenta y sesenta años los “muchachos” –Hice énfasis en esa última palabra

- No seas maleducada.

- Cómo digas. –Miré por la ventanilla – Esto es por negocios, ¿verdad?

- Claro que no, sabes que soy su representante desde hace mucho.

- Oh, lo siento tanto, creo que nunca presté atención a lo que decías.

- Eso veo.

- ¿Y por qué vengo?

- Para hablarles de su próxima gira, además quiero que se conozcan. Es decir, tu y ellos.

- No tengo interés en ningún viejo cantante.

- Calla por favor Caitlin.


El viaje fue aburrido y silencioso, el restaurante quedaba lejos, por lo tanto, nos tomó un largo rato llegar. Desde afuera podía observar que de lujo no tenía nada, parecía un barsucho donde van los divorciados a embriagarse o a buscarse alguna que otra necesitada. Bajé aún observando el lugar y luego dirigí mi mirada hacia papá.


- ¿Qué es esto?

- Un bar, compórtate. –Guardó las llaves de la camioneta en su bolsillo y se paró en la puerta - ¿Entrarás?

- Si. –Entré junto a él


Por dentro todo era oscuro, estaba iluminado por unas pequeñas velas sobre mesas frente a un escenario. Miré a mí alrededor y estaba lleno de hombres babosos observándome, no es que sea una egocéntrica, pero puedo jurar que así era. Caminé detrás de papá, quien se sentó en una mesa justo en frente del escenario. A su lado me senté yo, aún observando el lugar.


- Esto es patético.

- Haz silencio que ya va a empezar. –Dijo sin observarme


Las cortinas empezaron a abrirse y allí se encontraban cuatro tipos con instrumentos, todos estaban de trajes. Creo que los anunciaron como The Beaters, en verdad no presté atención, sólo pensaba en salir. Comenzaron a tocar una canción demasiado extraña, nunca había escuchado algo así. Apoyé mis brazos en la mesa y enterré mi cabeza en ellos, no quería escuchar más, QUERÍA IRME. Tocaron unas dos o tres canciones más y se despidieron del público. Yo aproveché para agarrar mi bolso y salir.


- ¿A dónde vas?

- A tomar aire fresco.

- Ten cuidado.

- Ya quisieras. –Dije saliendo a la calle


Me quedé parada observando a la gente pasar por la vereda de enfrente. De mi bolso saqué mi Ipod, me puse los auriculares, apreté el botón de ‘play’ y caminé hasta un callejón que se encontraba al lado del barsucho. Me senté en una silla frente a una gran puerta gris. Giré mi cabeza a un costado y vi 1 tipo que se acercaban con una sonrisa en su cara, no era sonrisa de felicidad, ¿se entiende? Rápidamente guarde el Ipod. Comencé a temblar, en verdad no sabía que hacer, no tenía escapatoria, si me acercaba a la puerta, quizás esté cerrada y él corra hacia mi. Me agarró del mentón y me levantó lentamente, retrocedí unos pasos hasta chocar contra la pared, este es mi fin…

Continuará.